Cuando se trata de diplomacia, Brasil y Japón mantienen buenas relaciones entre sí desde principios de la década de 50, cuando se reanuda el diálogo entre las dos naciones. Actualmente, los dos países poseen un intercambio económico y cultural bastante positivo y ambos integran el G20.
Vale la pena destacar también que Brasil y Japón firmaron un tratado de amistad en 1895, pero como consecuencia de los eventos provocados por la Segunda Guerra Mundial, la buena relación entre los dos países se enfrió, hasta comenzar a mejorar nuevamente a partir de 1951.
Siendo así, desde el gobierno del general Geisel (finales de la década de 70), muchos jefes de estado brasileños han estado en territorio japonés, ya sea para cumplir agenda o discutir acuerdos.
En este artículo conoceremos a los representantes de Tupiniquin que visitaron Japón y cómo se desarrollaron sus respectivas estadías.
Anexo: Este artículo no pretende expresar apoyo a ningún político. Aquí, solo busco informar y divulgar sobre los elementos que involucran la rica historia diplomática entre Brasil y Japón.
Tabla de contenidos
Visita de Fernando Collor (1990)
A principios de 1990, fue el turno de Fernando Collor de Melo (1990-1992), el primer presidente elegido por voto popular tras la dictadura, de visitar las tierras japonesas. En esa ocasión, Collor participó en la ceremonia de entronización del nuevo Emperador Akihito. En el video a continuación, podemos ver a Collor ejercitándose en territorio japonés y, posteriormente, reuniéndose con autoridades.
Uno de los temas principales de la reunión estuvo relacionado con la inclusión de cinco países en el Consejo de Seguridad de la ONU, incluidos Brasil y Japón.
Un hecho extremadamente curioso sobre la visita del ex-presidente es que se encontró varias veces con Antonio Inoki, famoso ex-luchador japonés. Además, Collor era practicante de Karatê, habiendo exhibido sus capacidades en el arte marcial en la Asociación Japonesa de Karatê.

Otro punto de conexión entre Collor y Japón fue el hecho de que el mandatario estimuló la importación de coches, videojuegos y computadoras, hecho que aumentó considerablemente la influencia de la cultura japonesa en la industria brasileña, sobre todo en relación con la tecnología.
La Super Nintendo (conocida como “Super Famicom, スパーファミコン” en Japón), por ejemplo, que fue lanzada en 1990 en Japón, recién llegó a Brasil en 1993, pocos meses después de que terminara el mandato (impeachment) de la entonces presidente brasileño. . La importación de productos electrónicos creció considerablemente después de este período.
Visita de Fernando Henrique Cardoso (1996)
En marzo de 1996, fue el turno de Fernando Henrique Cardoso de visitar la tierra donde el sol nace. Un año antes, en 1995, se habían cumplido cien años de la firma del tratado de amistad (Tratado de Comercio, Amistad y Navegación) entre las dos naciones. En 1996, es decir, un año antes de la Crisis Asiática (1997), FHC recibió una invitación del gobierno japonés para visitar el país.

Durante su estancia de apenas 4 días, FHC fue acompañado por una extensa comitiva de políticos descendientes de japoneses y personalidades vinculadas a Japón. Entre estas personalidades presentes en la comitiva, estuvo el exjugador del Kashima Antlers Zico, aclamado por los japoneses como el "Diós del Fútbol" (サッカーの神, sakka no kami).
Como resultado de la visita de FHC de ese año, se discutieron acuerdos de financiamiento para varias obras brasileñas, como proyectos para la construcción de parques eólicos, además de mejoras ambientales y saneamiento básico en varias regiones.
En el año siguiente a la visita de FHC a los nipones (1996), fue el turno del entonces Emperador de la ocasión Akihito y la Emperatriz Michiko de visitar Brasil, en 1997. En ese mismo año (1997) se realizó un acuerdo que resultó en el famoso Protocolo de Kioto, que busca la disminución de la emisión de gases de efecto invernadero.
En el caso de la visita de FHC, en particular, es posible encontrar una extensa documentación, con fotos, reportajes y artículos periodísticos que tratan el tema.
La visita de Lula (2005)
Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010) visitó Japón en mayo de 2005.
Durante este período, Lula visitó dos países asiáticos: Corea del Sur y Japón. En la ocasión, se reunió con el entonces primer ministro japonés, cargo que ocupaba entonces Junichiro Koizumi.
Uno de los objetivos del viaje fue la discusión sobre acuerdos en el ámbito de los combustibles, sobre todo del etanol y de los biocombustibles en general.
En la comitiva que acompañó al expresidente también se encontraba el primo brasileño del primer ministro japonés, el Sr. Kenji Iryo.
Visita de Temer (2016)
En octubre de 2016, Michel Temer fue otro jefe de gobierno (y de estado) en pisar terreno japonés. En la ocasión, Temer conversó por más de media hora con el entonces Emperador Akihito. Además de haberse encontrado con Akihito, el ex-presidente también dialogó con el entonces primer ministro Shinzo Abe, con empresarios brasileños residentes en Japón y con el Ministro de Finanzas.
Después de más de 11 años sin la visita de un jefe de Estado brasileño, los japoneses finalmente tuvieron la oportunidad de continuar con el alineamiento diplomático, social y económico que venían teniendo desde hace mucho tiempo con Brasil. Durante la visita de Temer se firmaron convenios de cooperación en obras y proyectos de infraestructura.
La visita de Bolsonaro (2019)
Más recientemente, en 2019, el actual Presidente de la República Jair Bolsonaro participó en la ceremonia de entronización del Emperador Naruhito, hecho que inauguró la llamada Era Reiwa (令和). Durante su visita, Bolsonaro llegó a afirmar que "Participar en la ceremonia de entronización es motivo de satisfacción y de orgullo. Tenemos mucho respeto y consideración por el pueblo japonés".
Conclusión y análisis de políticas
Por último, es importante destacar que cada país en particular tiene sus propias formas y sistemas de gobierno. Japón es una monarquía constitucional, en la que el Emperador es una figura predominantemente diplomática, simbólica y de carácter hereditario. Además del Emperador, el país está políticamente liderado por el primer ministro y un parlamento elegido.
El parlamento japonés, en el lenguaje utilizado por otras naciones, suele denominarse “Dieta”, y consta precisamente de dos cámaras legislativas, que son: La Cámara de Representantes (Cámara Baja) y la Cámara de Consejeros (Cámara Alta).
En Brasil, en cambio, tenemos un sistema de gobierno Presidencial, o sea, donde existe la figura del Presidente. El Presidente, a su vez, es considerado tanto Jefe de Estado como Jefe de Gobierno, siendo responsable de tareas en el ámbito diplomático-simbólico y también en los ámbitos gubernamental, político y ejecutivo. En un régimen Presidencial, la figura del Presidente está sujeta a constantes cambios (cada 4 años) y al rígido control de sus acciones por parte del parlamento y la sociedad. En cuanto a la forma de gobierno, tenemos que Brasil consta de una República Federativa.
En este sentido, es evidente que Brasil y Japón tienen contextos políticos diferentes. Tales contextos tan dispares estuvieron influenciados no solo por acontecimientos o diferencias económicas, sino sobre todo por factores históricos, coloniales, territoriales, religiosos y culturales que hacen única a cada nación y su forma de gobernar sus leyes y políticas.
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